¿Cómo puede competir un museo con la revolución digital? La respuesta es simple, no puede competir, tiene que amoldarse, como es el caso del Museo de Prado que entendió muy bien que las redes eran un canal de comunicación más de la entidad.
Entonces cambia la pregunta y planteamos ¿Cómo puede ser atractivo a las visitas presenciales un museo que puede ser visitado virtualmente? Desde nuestro punto de vista la palabra clave es la experiencia. Sobra decir que la sociedad ha cambiado mucho, así como los hábitos de consumo, esto nos lleva a que las experiencias sean dinámicas, interactivas e integrales.
Y aquí tenemos otra palabra clave, integrales. Si bien nuestros hábitos de consumo y la manera de comprender el mundo han cambiado, las necesidades básicas siguen siendo las mismas.
Si además queremos que la experiencia sea duradera, hemos de proporcionaren nuestro museo los servicios adecuados para cubrir estas necesidades. En el próximo artículo hablaremos de los aseos, en este nos vamos a dedicar a los restaurantes y cafeterías de entidades culturales.
Recordemos que los artículos de este año corresponden a la serie sobre la cadena de la accesibilidad, donde explicamos por qué la accesibilidad ha de ser integral, además de universal.
Cuando una persona va a un museo y sobre todo si es de gran extensión, necesita espacios descanso y alimentación. Hay museos que tienen sus propios restaurantes, otros que cuentan con una pequeña cafetería, otros tienen máquinas de vending y otros no tienen ningún espacio de descanso.
En todos los casos el planteamiento es el mismo, los servicios de restauración tienen que ser accesibles. Cuando un museo es muy pequeño y no tiene cafetería, una solución puede ser llegar alianzas con establecimientos locales, la sugerencia entonces sería el cuidar que dichos establecimientos sean accesibles, de lo contrario se romperá una vez más la cadena de la accesibilidad.
¿Y cuáles son las condiciones de accesibilidad que deben tener los restaurantes, las cafeterías y los espacios de descanso? Aquí unas pautas en rasgos generales:
- El espacio de restauración, bien sea un restaurante, una cafetería o simplemente una máquina de vending, tiene que estar correctamente señalizado con pictogramas homologados.
- Puertas de acceso amplias, con pasillos que permitan circular con la silla de ruedas, espacios para girar y mesas que permitan la aproximación frontal.
- Máquinas de vending, autoservicio y estanterías situadas a una altura de entre 40 y 120 centímetros para garantizar el alcance de todas las personas.
- Mesas redondas para facilitar la lectura labial y/o la comunicación con lengua de signos.
- Máquinas expendedoras accesibles no solo cognitivamente (uso intuitivo), sino también sensoriales, que permitan la identificación de los productos, por ejemplo, con etiquetas en braille.
- Cartas y menús en braille, con códigos QR que proporcionen la información en audio.
- Disponer también de esta información en una versión con letra grande y en varios idiomas.
- Utilizar tipografías de fácil lectura, sobre fondos sólidos con buen contraste.
- Hacer las cartas y menús fáciles de comprender, con fotos reales de los alimentos.
- Contar con una oferta que incluya necesidades como productos sin gluten, sin azúcares añadidos, vegetarianos, etcétera.
- Finalmente, contar con un aseo accesible, el cual describiremos en el próximo artículo.
Como siempre que hablamos de accesibilidad parece que son muchas cosas que tener en cuenta, realmente no son tantas y el grado de satisfacción de nuestros visitantes será muy alto, por lo tanto, la experiencia será única y estarán deseando volver.